lunes, 31 de diciembre de 2012

Capítulo 1


U
na nave en forma de V surcaba el cielo nocturno, protegida por un poderoso campo electromagnético que la hacía invisible al radar y al ojo humano. Mil androides viajaban en ella, pero aún no estaban activados.
De pronto, una enorme chispa surgió de la nada, a unos doscientos metros de la nave. Ese destello se transformó en una brillante esfera plateada y, como si fuera líquida, empezó a adoptar forma y solidificarse. Era una especie de avión, pero mucho más aerodinámico y equipado con armas de plasma. A simple vista, no parecía que nadie lo estuviera controlando; mas luego, del fondo de la aeronave, apareció una figura.
La nave de los autómatas aceleró al ver el fenómeno, pero el avión de combate le dio alcance y disparó un rayo, que rebotó en el escudo y se dirigió a tierra. Luego, el atacante cambió de armas y arrojó un arpón, sin éxito tampoco.
Entonces decidió utilizar su último recurso. Presionó un botón y una especie de fuego azul brotó del aparato hacia la nave androide. Su escudo no sirvió contra tal ataque, y en pocos segundos se estrelló en un bosque, desencadenando un violento incendio.
El piloto vencedor aterrizó su máquina en una ruta vacía. Era humano. Joven, de pelo castaño y ojos grises. Tenía una pequeña cicatriz en el pómulo izquierdo y llevaba ropa de combate. En sus bolsillos tenía extraños artilugios metálicos, que en la oscuridad desprendían un resplandor azulado.
Descendió de su avión y de uno de sus bolsillos extrajo un instrumento alargado y cilíndrico. Lo dirigió hacia la aeronave y ésta se volvió invisible; sencillamente desapareció.
A trescientos kilómetros de allí, un ser plateado comenzó a cambiar de forma, y enterró el cuerpo de Walter Hicks.

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