L
|
a nave
nodriza se dirigió a lo que antiguamente era China, donde había un Arco que
podrían utilizar Gaam-Sit y el Señor. Habían decidido que los acompañarían una
flota de naves pequeñas y diez androides para encontrar a Collins, el piloto
que se había atrevido a intentar frustrar los planes de quien dirigió la
invasión.
Todo estaba
listo. En unos segundos podrían atravesar el vórtice que generaba la increíble
energía del Arco. El aire en su interior pareció detenerse, y luego comenzar a
reverberar. La nave avanzaba…
De pronto,
¡zas! Un rayo los rozó. La energía del portal se interrumpió y los alienígenos
debieron aterrizar. Entonces los vieron: una horda de humanos había atacado la
base. Estaban armados con lanzarrayos, granadas electrostáticas y pistolas
aturdidoras.
El equipo táctico de los extraterrestres, tomado por
sorpresa, no pudo hacer mucho. De hecho, los redujeron uno por uno. Cuando
llegaron a la nave madre, enviaron a Ronald Jones (R. J.) para inspeccionarla.
R. J. y
Benjamin Collins se hicieron amigos en tercer grado. Su amistad continuó
incluso después de que terminaron sus estudios universitarios… y de la llegada
de los invasores, el 29 de noviembre de 2013. Naves alienígenas aparecieron de
la nada; personas comunes y corrientes, absolutamente normales, develaban su
verdadera naturaleza...
Fueron de
los primeros en alistarse para combatir a los seres. En el año 2014, al ver que
las armas de fuego convencionales no servían, se inventaron las armas sonoras.
Sus operarios debían usar protección acústica, por lo que resultaba impráctica.
En el 2016
llegó la verdadera revolución: las pistolas de plasma. También se crearon las
armaduras de diamantina, un material flexible y resistente, tres veces más duro
que el diamante debido a que era una aleación de éste con el hierro.
Fue exactamente
el 24 de abril de 2016 la fecha en que la raza humana descubrió la manera de
derrotar a los invasores, cuando un científico propuso examinar los cuerpos de
los alienígenos. Casi todo el entorno académico creía que estos seres poseían
células totipotenciales muy adaptadas al nuevo medio, lo que les permitía curar
sus heridas con una asombrosa rapidez. Pero fue este científico quien descubrió
que los extraterrestres poseían un endoesqueleto formado por una aleación de
titanio y silicio, y un exoesqueleto compuesto por una capa de hierro líquido y
células que reaccionaban a la luz solar. En combinación, el hierro les otorgaba
la forma del organismo a emular; y las células lumínicas, los detalles cutáneos
y dérmicos. El científico murió atravesado por el arma blanca que un silencioso
alienígeno generó con su brazo, escondido en su búnker de investigaciones.
La debilidad de los invasores era su capa de hierro. Si no
podían desplazarla, morían. Lo más efectivo era utilizar armas térmicas: con el
calor, la protección ferrosa se derretía y abandonaba el cuerpo de los seres,
dejando el endoesqueleto a merced del oxígeno, metano, nitrógeno, argón, neón y
demás sustancias presentes en el aire de la Tierra (que al parecer resultaba tóxico
para ellos; no se sabía de dónde provenían, los pocos que fueron capturados
decían que vivían en este sistema solar). Con el frío del nitrógeno líquido,
ese manto metálico se solidificaba y quedaban paralizados; luego se hacían
añicos por la presión que generaba semejante diferencia de temperatura entre el
medio externo y sus propios cuerpos.