martes, 1 de enero de 2013

Capítulo 4


L
a nave nodriza se dirigió a lo que antiguamente era China, donde había un Arco que podrían utilizar Gaam-Sit y el Señor. Habían decidido que los acompañarían una flota de naves pequeñas y diez androides para encontrar a Collins, el piloto que se había atrevido a intentar frustrar los planes de quien dirigió la invasión.
Todo estaba listo. En unos segundos podrían atravesar el vórtice que generaba la increíble energía del Arco. El aire en su interior pareció detenerse, y luego comenzar a reverberar. La nave avanzaba…
De pronto, ¡zas! Un rayo los rozó. La energía del portal se interrumpió y los alienígenos debieron aterrizar. Entonces los vieron: una horda de humanos había atacado la base. Estaban armados con lanzarrayos, granadas electrostáticas y pistolas aturdidoras.
El equipo táctico de los extraterrestres, tomado por sorpresa, no pudo hacer mucho. De hecho, los redujeron uno por uno. Cuando llegaron a la nave madre, enviaron a Ronald Jones (R. J.) para inspeccionarla.

R. J. y Benjamin Collins se hicieron amigos en tercer grado. Su amistad continuó incluso después de que terminaron sus estudios universitarios… y de la llegada de los invasores, el 29 de noviembre de 2013. Naves alienígenas aparecieron de la nada; personas comunes y corrientes, absolutamente normales, develaban su verdadera naturaleza...
Fueron de los primeros en alistarse para combatir a los seres. En el año 2014, al ver que las armas de fuego convencionales no servían, se inventaron las armas sonoras. Sus operarios debían usar protección acústica, por lo que resultaba impráctica.
En el 2016 llegó la verdadera revolución: las pistolas de plasma. También se crearon las armaduras de diamantina, un material flexible y resistente, tres veces más duro que el diamante debido a que era una aleación de éste con el hierro.
Fue exactamente el 24 de abril de 2016 la fecha en que la raza humana descubrió la manera de derrotar a los invasores, cuando un científico propuso examinar los cuerpos de los alienígenos. Casi todo el entorno académico creía que estos seres poseían células totipotenciales muy adaptadas al nuevo medio, lo que les permitía curar sus heridas con una asombrosa rapidez. Pero fue este científico quien descubrió que los extraterrestres poseían un endoesqueleto formado por una aleación de titanio y silicio, y un exoesqueleto compuesto por una capa de hierro líquido y células que reaccionaban a la luz solar. En combinación, el hierro les otorgaba la forma del organismo a emular; y las células lumínicas, los detalles cutáneos y dérmicos. El científico murió atravesado por el arma blanca que un silencioso alienígeno generó con su brazo, escondido en su búnker de investigaciones.
La debilidad de los invasores era su capa de hierro. Si no podían desplazarla, morían. Lo más efectivo era utilizar armas térmicas: con el calor, la protección ferrosa se derretía y abandonaba el cuerpo de los seres, dejando el endoesqueleto a merced del oxígeno, metano, nitrógeno, argón, neón y demás sustancias presentes en el aire de la Tierra (que al parecer resultaba tóxico para ellos; no se sabía de dónde provenían, los pocos que fueron capturados decían que vivían en este sistema solar). Con el frío del nitrógeno líquido, ese manto metálico se solidificaba y quedaban paralizados; luego se hacían añicos por la presión que generaba semejante diferencia de temperatura entre el medio externo y sus propios cuerpos.

R. J. entró a la nave nodriza con armadura y escudo de diamantina, y un arma de plasma. No se dio cuenta que el Señor estaba escondido tras la puerta hasta que sintió la sangre caliente brotar de su pecho. El alienígeno lo había atravesado con su lanza.

Capítulo 3

E
l piloto de la nave caza se dirigió a la ciudad. Encontró una estación de policía abierta y entró en ella. Apenas cruzó el umbral, todas las miradas cayeron en él.
- ¿Se le ofrece algo… señor? – preguntó la recepcionista, pronunciando el señor de forma despectiva.
- Tengo que advertirles. A todos. Yo vengo del futuro, derribé una nave alienígena que transportaba cib-orgs (organismos cibernéticos) para… ¡Ay!
El joven cayó inmovilizado. Un policía le había disparado con un arma paralizante.
- Estoy harto de los borrachos y los locos. Éste debe haber venido de una fiesta de disfraces – dijo mientras le señalaba su vestimenta a la recepcionista - , se alcoholizó y empezó a delirar.
- ¡No estoy loco! ¡Y menos borracho! ¡Digo la verdad! – masculló el aeronauta, pues tenía la mandíbula aplastada contra el suelo.
Unos segundos después, un hombre entró a la estación. Era alto y estaba bien vestido.
Se acercó a la mujer y le susurró algo al oído. Entonces ella, adoptando una actitud extraña, le habló al oficial:
- Este hombre dice que el borracho es su hermano.
- ¡No es cierto! No lo conozco – soltó el piloto.
- Ya te descubrimos. No escaparás – le dijo el hombre de traje al paralizado joven.
El oficial no entendía nada, pero advirtió a tiempo que el recién llegado iba a extraer un arma. Sacó la suya y le apuntó.
- ¡No se mueva! – gritó el policía.
De todas formas, el supuesto hermano extrajo la pistola. Era casi igual a la del oficial, excepto porque el cargador brillaba con una luz azulada. Fue en ese momento que el piloto se dio cuenta de lo que en realidad era. Ya libre de la inmovilidad, se puso de pie de un salto.
-¡Alto o disparo! ¡Los dos! – El policía se había puesto nervioso, y la mano que sostenía la pistola temblaba visiblemente.
- Un humano con un arma eléctrica no es amenaza para alguien como yo – se mofó el hombre de traje. Pero no era un hombre. Abrió fuego contra el oficial, pero en vez de escapar una bala, salió un rayo que le dio de lleno en el pecho. Cayó como si fuera de plomo. Estaba muerto. La recepcionista se había desmayado. Ahora eran solo el joven y el asesino.
Lentamente el último se despojó de su disfraz, y ese viscoso cuerpo plateado quedó a la vista. El piloto fue más rápido que el alienígeno. Tomó la pistola del desafortunado policía y disparó al ser. Arrojó el arma y salió corriendo de la estación, sin rumbo alguno. Mientras, el cuerpo del extraterrestre comenzó a actuar contra las heridas. Se cerraron despacio.
Un hombre iba conduciendo su automóvil. De repente vio a un joven, vestido con ropa militar, que estaba cruzando la calle en verde. Intentó frenar, pero ya era tarde. Lo había atropellado. 

lunes, 31 de diciembre de 2012

Capítulo 2


H
an derribado uno de nuestros Impulsores – dijo una voz preocupada.
- No es problema. No mientras los androides estén activos – repuso alguien con voz grave y despreocupada.
La habitación en que se encontraban los individuos parecía enteramente hecha de metal. Estaba repleta de pantallas y computadoras, pero no como las de la Tierra, sino que eran de un material suave y gelatinoso, y se conectaban al sistema nervioso del operador, por la que sólo poseían monitores. En medio había una larga mesa de vidrio.
En un rincón había una pecera con una cabeza humana flotando en ella.
- No podemos quedarnos sin hacer nada – protestó la voz preocupada.
- ¡Basta! – El que parecía ser alguien con autoridad metió la mano en su túnica y sacó una especie de cilindro sin bases con motivos y detalles. Entonces surgieron dos puntas largas y afiladas: era una lanza portátil. Se levantó de su ornamentada silla y amenazó a su interlocutor – Escúchame, Gaam-Sit, esto no representa problemas para nosotros. La nave sufrió sólo un accidente, así que no debemos preocuparnos.
- En realidad, lo derribó un caza humano.
- ¿Dijiste… caza humano? ¿Cómo puede ser posible? ¿No es un error? – Parecía aterrorizado por la sola idea de que fuera un artefacto terrestre.
- Sí, señor. Al parecer atacaron una de nuestras bases y se apoderaron de un Arco – le informó Gaam-Sit - . Un grupo de ataque ya se dirige hacia allí.
El Señor pareció recobrar la calma y se sentó. Pero luego lo asaltó un pensamiento… Si el piloto era humano…
- Gaam, si derribó al Impulsor, eso significa que advertirá a la población terrícola. Tendremos que viajar. Al pasado.

Capítulo 1


U
na nave en forma de V surcaba el cielo nocturno, protegida por un poderoso campo electromagnético que la hacía invisible al radar y al ojo humano. Mil androides viajaban en ella, pero aún no estaban activados.
De pronto, una enorme chispa surgió de la nada, a unos doscientos metros de la nave. Ese destello se transformó en una brillante esfera plateada y, como si fuera líquida, empezó a adoptar forma y solidificarse. Era una especie de avión, pero mucho más aerodinámico y equipado con armas de plasma. A simple vista, no parecía que nadie lo estuviera controlando; mas luego, del fondo de la aeronave, apareció una figura.
La nave de los autómatas aceleró al ver el fenómeno, pero el avión de combate le dio alcance y disparó un rayo, que rebotó en el escudo y se dirigió a tierra. Luego, el atacante cambió de armas y arrojó un arpón, sin éxito tampoco.
Entonces decidió utilizar su último recurso. Presionó un botón y una especie de fuego azul brotó del aparato hacia la nave androide. Su escudo no sirvió contra tal ataque, y en pocos segundos se estrelló en un bosque, desencadenando un violento incendio.
El piloto vencedor aterrizó su máquina en una ruta vacía. Era humano. Joven, de pelo castaño y ojos grises. Tenía una pequeña cicatriz en el pómulo izquierdo y llevaba ropa de combate. En sus bolsillos tenía extraños artilugios metálicos, que en la oscuridad desprendían un resplandor azulado.
Descendió de su avión y de uno de sus bolsillos extrajo un instrumento alargado y cilíndrico. Lo dirigió hacia la aeronave y ésta se volvió invisible; sencillamente desapareció.
A trescientos kilómetros de allí, un ser plateado comenzó a cambiar de forma, y enterró el cuerpo de Walter Hicks.

domingo, 30 de diciembre de 2012

Prólogo



E
l señor Walter Hicks había publicado un libro hacía un mes. En él hablaba de los alienígenos, y de cómo podrían pasar desapercibidos en la Tierra. Había causado sensación en la comunidad “creyente”.
Eran las 7 a.m. cuando escuchó tres golpes en la puerta de entrada. Como vivía solo, fue a recibir a quien había tocado. Se sorprendió al ver que era su vecino, Phillip. Casi nadie iba a visitarlo, así que se asombró. Cordialmente, lo hizo pasar al hall.
-Usted habló de cosas de las que no debería haber hablado. - dijo Phillip en cuanto su anfitrión cerró la puerta - Habló de alienígenos. Habló de cómo podrían camuflarse. Eso no está bien.
El señor Hicks no entendía nada. Nunca hablaba con nadie de su barrio, así que creyó que su vecino estaba alcoholizado.
-No, no estoy alcoholizado- advirtió el inesperado invitado-. Y sí, como está pensando ahora, puedo leer su mente. Su libro no nos agradó - ¿Nos? ¿De qué está hablando? ¿Está loco? - . No sabemos cómo descubrió todo eso que relata, si son investigaciones o suposiciones; pero decidimos tomar medidas.
En ese momento el cuerpo de Phillip comenzó a sufrir serias transformaciones. Su piel pareció  brillar y luego se volvió plateada, como si le hubieran echado una capa de hierro líquido encima. Su cabello y su ropa desaparecieron, dejándolo cubierto sólo de esa sustancia. Su brazo comenzó a alargarse, a hacerse filoso y puntiagudo. Lo dirigió hacia su anfitrión y luego, lentamente, recuperó su aspecto normal. Por último, abrió la puerta, atravesó el umbral y se fue de la casa.
El señor Walter Hicks yacía muerto en el suelo. Lo había apuñalado un alienígeno.

Conceptos para entender la trama

Crónica de una invasión es un relato basado en un ataque alienígena.

Atención: si desean intentar entender la historia por ustedes mismos, dejen de leer esta introducción-guía.

La historia gira en torno a Ben, un piloto de la Resistencia del 2017 que atravesó una especie de "agujero de gusano" y acabó en el año 2012. Él había sido enviado allí para advertir a la población del peligro inminente, ya que la invasión ocurriría el 29 de noviembre de 2013, y el joven se encontraba en 16 de diciembre de 2012.
Las cosas se complican cuando Benjamin se ve envuelto en un asesinato y sufra un accidente a manos de la última persona que esperaría, un hombre clave para la supervivencia de los seres humanos en el futuro. Ben le explica su rol al personaje, y éste decide ayudarlo.
Acuerdan dirigirse a cierto lugar, pero dos nuevos protagonistas aparecen. Tienen que escapar de las fuerzas extraterrestres (ya que perseguían al personaje principal). Luego se encuentran con el pasado de Ben. Se reencuentran con los alienígenas y escapan nuevamente. Intentan retomar el camino hacia el lugar, pero la nave en la que había llegado Benjamin (y con la que planeaban viajar) es destruida. Se las ingenian para salvarse y vuelven a la ciudad. Allí descubren que el jefe invasor adelantó el ataque a la Tierra, furioso por no poder acabar con ese humano entrometido (Ben).
Los otros personajes y éste deciden ir al corazón de la invasión, ya que podrían robar la nave nodriza y viajar al futuro, donde tendrían más posibilidades de concluir la guerra.

Por ahora, eso es todo. Cada cierta cantidad de capítulos, voy a hacer un informe recopilatorio de todo lo que pasó anteriormente, para no enroscarse en esta trama.